Las enfermedades transmitidas por el suelo se refieren a "las enfermedades causadas por patógenos que persisten (sobreviven) en la matriz del suelo y en los residuos de la superficie del suelo se definen como enfermedades transmitidas por el suelo" (1). Las enfermedades transmitidas por el suelo se consideran un problema importante para el rendimiento de los cultivos.
Los patógenos vegetales transmitidos por el suelo, como Pythium spp., Rhizoctonia spp., Sclerotinia spp., Fusarium spp., Verticillium spp. y Phytophthora spp. pueden causar grandes pérdidas y persistir durante muchos años en los residuos vegetales, la materia orgánica y en forma de esporas. Por tanto, la detección temprana de estos microorganismos en el suelo podría ayudar a los agricultores a optimizar el rendimiento de sus cultivos suprimiendo los patógenos y evitando el desarrollo de enfermedades.
Impacto de las enfermedades del suelo en la agricultura
Además, causan entre un 10 y un 20 por ciento más de enfermedades si se compara con el número de enfermedades causadas por patógenos transmitidos por las semillas y por el aire (3). Hasta la fecha, las investigaciones han demostrado que innumerables rendimientos de cultivos vegetales como el trigo, el algodón y el maíz se vieron afectados negativamente.
Según el artículo de Panth et al., "en Estados Unidos, los patógenos vegetales transmitidos por el suelo son responsables de cerca del 90% de las 2.000 enfermedades más importantes de los principales cultivos" (4). Este elevado porcentaje demuestra la afirmación de que los suelos insalubres son directamente responsables de las enfermedades y plagas de las plantas.
Algunas de las enfermedades transmitidas por el suelo más comunes son el "damping-off" de pre y post-emergencia, la podredumbre de la raíz y la marchitez vascular (5). Para examinar estas enfermedades comunes transmitidas por el suelo con un poco más de detalle, explicaremos cómo afectan a la planta y qué aspectos físicos negativos se producen debido a la enfermedad.
Ya sea el damping-off o la podredumbre de la raíz causada por patógenos como Fusarium spp., Verticillium spp. o Sclerotinia spp., las enfermedades transmitidas por el suelo pueden reducir el rendimiento de muchos cultivos de forma insignificante. Esto, a su vez, puede tener consecuencias devastadoras en el sector agrícola si no se gestiona con cuidado. Pero antes de llegar a esa fase irreversible, la solución más sencilla y fácil es doble: mantener el suelo sano, y mantener esa salud con una gestión agrícola adecuada.
Como hemos mencionado muchas veces en nuestros artículos, el suelo debe tratarse como un ecosistema vivo y altamente complejo y dinámico. Alberga y mantiene una extrema diversidad de micro y macroorganismos. Y, a su vez, estos organismos son los responsables de regular las propiedades del suelo. En otras palabras, la presencia de estos organismos es perjudicial para la salud general del suelo para las plantas y cualquier cultivo que crezca en él.
Según van Bruggen et al., "la salud del suelo puede estar asociada a la diversidad y la estabilidad biológicas. Los brotes de enfermedades de plantas y animales pueden considerarse indicadores de inestabilidad y mala salud del ecosistema" (12). Puede haber una conexión entre la salud del suelo y la capacidad de la comunidad biológica para suprimir los patógenos de las plantas, "por lo tanto, la capacidad de supresión de enfermedades puede funcionar como un indicador de un ecosistema de suelo estable y saludable" (14).
Es un hecho bien conocido que las plantas que crecen en suelos que suprimen las enfermedades resisten mucho mejor las enfermedades en comparación con las plantas de suelos con baja diversidad biológica y microbiana. Por ello, la salud de los macro y microorganismos del suelo debería ser nuestra máxima prioridad, sobre todo si aspiramos a unas prácticas agrícolas sostenibles que satisfagan las necesidades sanitarias de la población actual y alimenten a las generaciones futuras.
Para concluir, encontrar las mejores estrategias de gestión de los cultivos para prevenir, evitar y controlar las enfermedades es clave para la productividad agrícola sostenible. Por ejemplo, la aplicación de prácticas agrícolas más orgánicas fomentará los microorganismos del suelo y la capacidad de supresión de enfermedades, lo que repercutirá positivamente en los programas de gestión de enfermedades y reducirá los riesgos de éstas. Los cultivos de cobertura, la aplicación precisa de insumos agrícolas y otras prácticas de gestión de tierras agrícolas regenerativas pueden ayudar a reducir las enfermedades del suelo y dar lugar a una salud del suelo y un rendimiento de los cultivos óptimos.
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